Marruecos, nuestro primer encuentro: Casa Blanca y Marrakech.
Hola Seguidores,
No sé qué me emociona más, haber ido o poderles compartir nuestra experiencia en este mágico país, el cual estoy segura visitare más de una vez, y es que nos faltó conocer muchas cosas. Pero también hicimos un montón.
Llegamos desde España, puesto que nos encontrábamos cerca de Madrid decidimos coger un vuelo, buscamos el mejor horario puesto que los precios hacia Fes, Tánger, Casa Blanca y Rabat eran muy parecidos. Otra forma de llegar a Marruecos es por un Ferri desde el sur de España.
Recuerden que los colombianos necesitamos Visa para visitar Marruecos, si quieren saber cómo sacamos la visa, lee este post.
Llegamos en la mañana a Rabat, y contratamos un chofer que nos recogió en el aeropuerto y nos acompañó el resto del viaje. Fue una ayuda gigante porque nuestro chofer hablaba español y pudimos aprender muchas cosas del país.
Contratamos el servicio con la empresa Marocco Nomad Safari y pagamos aproximadamente 160,00 euros por día (todo incluido), eramos 8 personas y algunos días hicimos recogidos mas largos que 300km. Es solo enviar un correo para ellos con la ruta que quieren hacer y te cotizan, a mi me encanto y nos fue super bien con el servicio.
De Rabat salimos rumbo a Marrakech, pero quisimos hacer una parada intermedia en Casa Blanca para conocer la mezquita de Hassan II, la cual es la más alta del mundo gracias a su minarete (para entrar en la mezquita tiene un costo de 120 dhm, nosotros no entramos, solo tomamos fotos afuera). Aprovechamos para almorzar cerca al centro comercial Anfaplace, en la calle Boulevard de l’Océan Atlantique, la cual está llena de restaurantes.
Una de las comidas típicas de Marruecos es el Tajín, y no quisimos esperar para probarlo, al igual que el jugo de aguacate.
Seguimos nuestro camino y llegamos a Marrakech cuando ya el sol se estaba escondiendo, pero eso no nos impidió quedarnos completamente descrestados con el hotel tan lindo al que habíamos llegado. Y es que de por sí, su arquitectura es tan diferente y tan llena de detalles que uno no se cansa de mirarlo todo.
Día uno en Marrakech:
Si Marruecos es famoso por algo, es por sus Zokos, por eso fue lo primero que fuimos a conocer, nos bajamos cerca de la Mezquita Koutuobia Minaret y caminamos hacia la plaza de Jemaa el-Fna. Casi sin bajarnos del carro ya empezamos a sentir la presión de los vendedores, los primeros que se nos acercaron fueron unos guías que ofrecían sus servicios para guiarte por los zocos, puesto que es tan grande que es muy fácil perderse. Más adelante estaban ofreciendo el servicio de paseo en carrozas, seguimos caminando hacia la plaza y había niños vendiendo juegos los cuales pueden llegar a ser muy intensos, pero como ya habíamos leído del tema es solo no prestarles atención y seguir disfrutando del mercado.
Una vez llegamos a Jemaa el-Fna era mejor de lo que nos lo imaginábamos, es como lo que uno ve en fotos y películas, pero aún mejor. Encantadores de serpientes por todos lados, personas haciendo tatuajes de henna, venta de jugo de naranja. Una mezcla perfecta de todo.
Entramos en las calles de los zocos, y en cada una encontrábamos cosas espectaculares, como nuestra idea era comprar ciertos souvenirs el tiempo se nos iba volando sin darnos cuenta. ¿Qué se puede encontrar? Todo y hasta más, tapetes, bolsos, aceite de argán, juegos de té marroquí, zapatos, platos, lámparas, pashminas, todo típico de ellos. Por eso les recomiendo, si al igual que nosotros quieren comprar, separen hasta dos días, porque no solo es encontrar lo que te gusta sino también tienes que negociar el precio, bajo la ley “del valor que te pidan, ofrece la mitad”.
Seguimos caminando en dirección al Museo de Marrakech. La entrada cuesta 50dh y está abierto de 9 a las 18 horas. El museo es un antiguo palacio en donde se puede apreciar la tipia arte y arquitectura marroquí. Al lado del museo se encuentra la madrassa de Ben Youssef, la cual se encuentra cerrada, nosotros visitamos en enero del 2018. Pero sus reformas pueden llegar a demorarse hasta dos años más.
Otro de los planes los cuales decían eran imperdibles en Marrakech era visitar el lujoso hotel de la Mamounia, el cual para poder entrar se requiere un tipo de etiqueta elegante, por eso todos habíamos empacado zapatos cerrado y nuestra mejor ropa para entrar a este exclusivo espacio. También con anticipación por la página del hotel habíamos reservado “tomar el té” el cual es en los jardines de ellos, y costaba 220dh por persona, el cual incluía té, pastelería marroquí y macarrones.
Una vez entramos, nos dimos cuenta que estaban dejando entrar a todo el mundo, sin importar la forma en la que estaban vestidos, llegamos hasta los jardines, y no había mesas disponibles, y los jardines contaban con muchos árboles de naranjas. La verdad fue un poco decepcionante, pero vale la pena ir, cada uno de sus espacios y salones están muy bien decorados, especialmente un corredor de columnas blancas, que parecen sacadas de un sueño.
Terminamos el día comiendo en un restaurante marroquí del hotel, donde comimos y disfrutamos de música típica.
Otras recomendaciones:
- Royal Mansour
A 8 minutos de La Mamounia se encuentra otro hotel muy lujoso que es Royal Mansour, por tiempo nosotros no pudimos visitarlo, pero hemos visto que cuentan con espacios igual de lindos o aún más encantadores que La Mamounia.